Los Hadza son un pueblo muy primitivo y poco conocido. Viven como lo hicieron nuestros antepasados hace miles de años, cosechando los frutos de la tierra y cazando. En lugar de tener un pueblo establecido, la comunidad se reúne cada noche alrededor de una fogata.

Visitamos con cámara en mano, a un grupo de Hadzas en Tanzania para conocer más sobre su impresionante forma de vida.

En este blog les contaré acerca de su historia y cómo fue además el desafío de fotografiarlos.

Cuando llegamos al encuentro de los Hadza pocos minutos después del amanecer, ellos estaban rodeando una fogata para calentarse. Me pareció interesante porder mostrar a través del uso de un Gran Angular en 20 mms el ambiente donde se encontraban. Una de las dificultades para fotografiarlos fue la poca luz ambiente, por lo cual subí el ISO a 800 y con ello poder lograr congelar cualquier movimiento.

El estilo de vida de los Hadza prácticamente ha permanecido sin cambios durante milenios. No practican ni la crianza de ganado ni la agricultura, tampoco trabajan el hierro, pero obtienen lo que necesitan practicando el trueque con la tribu Datoga vecina (de quién les conté en el blog pasado).

Solo viven de la caza y la recolección de frutas silvestres, como bayas, tubérculos y miel.

Por muy pequeña que aparezca la figura humana, esta siempre tiene mayor peso visual que cualquier objeto inanimado. Fue un desafío lograr en una sola exposición detalles en el cielo y en los hombres. Trabajando en RAW y con un simple revelado podemos equilibrar la información para que aparezca en toda la escena.

Su origen

Son la última tribu de cazadores-recolectores nómadas en Tanzania y viven en pequeños grupos de entre 20 a 30 individuos. Utilizan campamentos para moverse en la búsqueda de animales para cazar, recolectar bayas y frutas.

Hoy se enfrentan a un futuro incierto debido a los enfrentamientos con otras tribus más grandes y evolucionadas (como los Maasai) que los han invadido de a poco desplazándolos, y además han destruido la vida silvestre y las plantas, que son su alimento básico.

La región donde viven actualmente se limita a una llanura que comprende el lago Eyasi y la cercana meseta del Serengueti.

Apenas observé que las niñas aparecían entre el matorral, preparé mi cámara. Como estaba lejos, usé una distancia focal de 200 mm y con ello obtuve este encuadre, que aun cuando deja una gran zona homogénea verde, no cabe duda que los sujetos centrales son ellas.

Alimentación

Los hombres hadza tradicionalmente cazan animales y recolectan miel en ciertas épocas, mientras que las mujeres recolectan bayas, frutas del baobab y cavan para conseguir tubérculos y raíces comestibles.

Esta foto la tomé con 200 mm y un diafragma 6,3 para asegurar nitidez en una zona de las manos y plumas. Como me encontraba muy cerca del sujeto, la profundidad de campo es mínima, lo que hace sentirse formando parte de la escena. Aquí el encuadre también es crítico.

Sus presas habituales son pequeños antílopes, ñus y babuinos; rara vez cazan grandes presas, como búfalos y cebras, incluso recogen los cadáveres de los animales que encuentran en su camino.

Las presas capturadas son llevadas al campamento y cocinadas sobre un fuego, sin usar ninguna olla o rejillas metálicas. Después de cocinar, la comida es compartida por todos los miembros del grupo, que se reúnen y disputan entre ellos las mejores piezas.

La luz en un día nublado es suave y pareja. Eso beneficia que no se presenten grandes contrastes entre el cielo y el suelo. El rescate de detalles en las nubes y a la vez poder tener información de color en las ropas del grupo de hombres en el revelado, hace que la toma se vea muy equilibrada.
Para poder aislar parcialmente a los objetos del fondo de su mismo color, la técnica de usar un diafragma abierto (en este caso 4,5), un lente con una focal larga (200 mm) y acercarse mucho, cobra excelentes resultados. El ojo centra su atención en el material y los detalles de las flechas.

Accesorios para la caza

Los arcos y flechas utilizados para la caza son hechos por los propios cazadores utilizando los tendones de las jirafas como cuerdas para arcos, mientras que las puntas de flecha están hechas de hierro. Estas últimas las obtienen de su tribu vecina, los Datoga, a través del trueque.

Esta imagen la tomé con un lente de 200 mm y una apertura de 2,8. Como resultado obtengo un solo plano enfocado. Con ello le damos protagonismo a la primera flor.

El veneno que los hombres untan en sus puntas de flecha está hecho de la savia hervida de algunas flores venenosas que viven en su hábitat.

Los tonos de las mostacillas resaltan sobre los tonos más neutros de la piel de la mujer y su polera. De esa froma el ojo se siente cautivado inmediatamente a recorrer y observar los detalles del collar. El encuadre extremo close up nos acerca más a aquello que queremos mostrar.

Además de usar la miel como fuente de alimento, los Hadza la intercambian con los Datoga a cambio de puntas de flecha de hierro, plástico de colores o cuentas de vidrio con las que las mujeres Hadza hacen collares para usar o para dar a sus maridos.

Los colores vivos de las mostacillas se ven aún más saturados cuando los colocamos sobre un color neutro como el del cuero.
Estar siempre listos con la cámara y observando las expresiones faciales, nos darán la oportunidad de registrar gestos únicos. Personalmente cuando hago retratos fotografío en ráfaga (varios cuadros por segundo), lo que aumenta enormemente las posibilidades de capturar una microexpresión, como esta gran sonrisa.

Los niños son preparados desde muy pequeños para poder realizar el trabajo de un adulto. Los niños hombres ya saben cazar desde los 5 años y a los 10 se independizan de sus madres y se unen al grupo de los hombres.

Las niñas aprenden a crear adornos de mostacillas desde pequeñas.

Ubicarnos más lejos, con distancias focales medias (120mm) nos permiten fotografiar momentos y pasar inadvertidos, y con ello no perturbar sus actividades, ni inhibir al sujeto.

Con una motricidad fina en desarrollo, a veces las mostacillas caen al suelo y las niñas deben buscarlas entre la arena para recuperarlas.

Concentración por parte de la niña y también mía. Estar alerta a los movimientos en cada momento nos permiten reaccionar antes instantes únicos. El entrenamiento de la técnica hará que respondamos acertadamente con los parámetros adecuados.

La organización de la sociedad Hadza no es nada compleja: no reconocen a ningún líder y ningún miembro de la comunidad puede presumir de un poder particular, no hay obligaciones sociales y no celebran ritos.

Un arraigado hábito tanto de hombres y mujeres adultas de a tribu, es fumar marihuana mezclada con tabaco durante el día. Sus ojos inyectados en rojo y dientes amarillentos reflejan que es una práctica común en la adultez.

Sujeto oscuro sobre un fondo brillante hacen que concentremos nuestra mirada en el sujeto. Dejar más espacio por delante de la mirada nos aporta sensación de dirección y equilibrio en la composición.

Los Hadza no tienen ninguna creencia sobre la vida después de la muerte y, por lo tanto, no hay chamanes ni curanderos, ni ningún rito funerario especial, pero los cadáveres generalmente se entierran en un agujero excavado en el suelo, y a veces se dejan a la intemperie para que las hienas lo coman y después de ello, trasladan su campamento a otro lugar.

Un encuadre extremo close up nos permite observar el detalle de la expresión del sujeto. Además la presencia del humo en la foto, es siempre un elemento atractivo que aporta movimiento y textura en la imagen.

Los Hadza tienen un enfoque muy primitivo del matrimonio: no hay ceremonias de boda, pero una pareja que duerme una al lado de la otra en el mismo fuego durante algunas noches puede eventualmente referirse a sí misma como casada.

La tradición dice que un hombre hadza no puede casarse hasta que haya matado a cinco babuinos, como prueba de su fuerza y habilidades.

El formato natural para un retrato es el vertical.  Se recomienda dejar los ojos en el tercio superior, de modo que no quede un gran espacio por sobre la cabeza sin información. En el retrato de la izquierda la pose del sujeto es totalmente frontal. A la derecha en cambio le he pedido que ubique su cuerpo de forma lateral a la cámara. Así logramos que eje de cuerpo/vs cabeza no estén alineados, aportando dinamismo a la fotografía.
Para estas tomas, les pedí a ambos hombres que posaran para mí. Los ubiqué frente a un fondo homogéneo para que no distraiga la vista. Como su color de piel es oscuro en comparación al fondo, se ve muy contrastado y logra captar la atención. El encuadre es de 3/4 de cuerpo, para dejar manos dentro del cuadro y con ello mostrar parte del arco y flechas que caracterizan a los miembros de esta tribu.
Las chozas Hadza son construidas por las mujeres, a partir de ramas y paja seca que obtienen de los alrededores. También han adoptado materiales de otras culturas, como mantas y restos de plásticos para poder aislarse mejor del calor y de las lluvias,

La vida del pueblo es extremadamente simple, primitiva y desorganizada: en la estación seca, de mayo a octubre, los hadza no construyen ningún pueblo, sino que simplemente duermen al aire libre en una estera hecha con piel de animales, y rodean el área con hogueras para mantener alejados a los animales.

 El campamento también se mueve cuando una presa cazada es demasiado grande para ser llevada al lugar donde el grupo está acampado, esto sucede, por ejemplo, cuando cazan un búfalo o encuentran el cadáver de animales grandes, como un elefante o una jirafa.

Un detalle de un pie de bebé con un lente de focal media a larga (200 mm) nos permite aisalrlo para ver su textura y pliegues con un nivel importante de acercamiento.

La vida de este pueblo es muy dura en muchos sentidos; no hay educación escolar ni atención médica, y las mujeres simplemente dan a luz en cuclillas entre los arbustos.

La esperanza de vida es muy baja: alrededor de una quinta parte de todos los bebés mueren dentro de su primer año y casi la mitad de todos los niños no llegan a la edad de 15 años, tienen que hacer frente al calor extremo y la sed frecuente. Por otro lado son atacados por las moscas tsetsé y mosquitos con malaria.

Fotografiar niños requiere de una velocidad de obturación alta, ya que están en constante movimiento. Estas fotografías fueron hechas con 1/640 seg (izq) 1/4000 seg (der) para lograr congelarlos. 

Dejamos el campamento Hadza reflexionando en torno a cómo su definición de felicidad y su estilo de vida, se comparan con los nuestros.

Este fascinante viaje de exploración de las culturas tribales en Tanzania se realizó gracias a expertiz de la agencia de viajes Mandala. Cada detalle, desde la inmersión en tradiciones ancestrales hasta las interacciones enriquecedoras, fue cuidadosamente planificado. Mandala nos ofreció una experiencia inolvidable que trasciende el tiempo y conecta con lo más profundo de estas antiguas civilizaciones.